martes, 22 de mayo de 2012

GOBIERNO DIMISION


Hasta hace poco estudiaba Derecho. A la vejez, viruelas. Las cosas como son.
Cuando mis padres no tenían otra ilusión en la vida que tener una hija con una carrera, yo tenía otras preocupaciones, otros intereses u otra forma de entender la vida. Eso fue así.
Algún día podría contaros mis “ires y venires” en el mundo estudiantil y adolescente, y quizá lo haga, pero hoy, no va a ser.
Podría contar un millón y medio de escusas o de sentimientos de por qué, a día de hoy, sigo sin obtener un título universitario que me valide para algo -a día de hoy, he vuelto a abandonar mis estudios- pero tampoco lo voy a hacer porque en definitiva, lo único que cuenta es el presente. Ni el pasado ni el futuro existen. El pasado porqué pasó y el futuro, sencillamente, porque ni siquiera está ahí. Mañana puedes no amanecer y haber acabado tu paso por esta vida, con lo cuál, ¿qué es el futuro? Me atrevería a decir que tan sólo una ilusión.
Estoy matriculada en este curso académico y sin embargo, no tengo, en principio, ninguna intención de continuar.
Os preguntareis por qué, al igual que me lo pregunto yo, pero tampoco es fácil que encontréis respuesta porque aunque yo tengo mil y una forma de razonarlo y excusarlo, la verdadera respuesta la remito únicamente a mi intuición.
No obstante, he de reconocer que en este momento que estoy viviendo es lo que menos importancia me merece.
Al fin y al cabo, muchas horas de insomnio, de clavar codos, de intentar por mi cuenta entender todo aquello que los libros decían, me han servido única y exclusivamente para conseguir entender la mentira tan grande que estudiaba y la mentira tan grande que es en el fondo el Derecho. Por supuesto, como todo lo que intento transmitir en este blog, es fruto de una vivencia y de una reflexión personal que quiero compartir.
Aquellos que seguís habitualmente mi blog -una minoría por devoción y otros casi por obligación por lo pesada que me pongo- más o menos conocéis mi opinión y mi forma de entender esta realidad que a mi, como a vosotros, me ha tocado vivir; por lo que en esta entrada, voy a intentar sólo hacer alguna matización.
Veo España descontenta. En general, -tal vez me equivoque-. Veo miles de voces reclamando justicia social en muchos campos: educación, sanidad, libertad, solidaridad; y también justicia, contra la corrupción política, contra la manipulación política, contra la élite política, contra la Banca. Muchos, la mayoría, estamos de acuerdo.
Sin embargo, no veo una verdadera unión.
Más bien, veo todo lo contrario. Veo el divide y vencerás. Veo a cada uno defendiendo su parcela (menos mal) y lanzando miles de gritos de angustia y de desesperación ante un poder, que nos guste o no, cada día es más absoluto.
El 15M; los sindicatos; los que pertenecen a la educación defendiendo la educación que es de todos; los que pertenecen a la sanidad defendiendo la sanidad que también es de todos, los que pertenecen a las pequeñas y medianas empresas; los que están en el paro; los que nunca han estado en el paro y tienen difícil llegar a estar porque ni siquiera tienen opción a un puesto de trabajo; los que compraron preferentes; los que añoran la vuelta de la república robada y sus símbolos enterrados; los que no aceptan una monarquía impuesta por las circunstancias; incluso los que creen que pueden acceder a los puestos de responsabilidad con buenas intenciones y buenos sentimientos y que ven sus posibilidades cortadas, prácticamente de raíz, por un sistema electoral que les asfixia y ningunea por más que representen a un alto tanto por ciento de la población.
Veo un tanto por ciento mayoritario de ciudadanos que no eligió al PP, y que me perdonen sus fieles pero esta es la realidad, sometidos al Gobierno a su mayoría absoluta, con resignación o con cobardía; esto ya no lo tengo tan claro.
Veo muchos hadstags de esos que se lanzan cada día pidiendo la dimisión del ministro de cultura, de la de Sanidad, de la de “desempleo”, del de ¿justicia?. Pidiendo la dimisión de la Delegada del Gobierno en la Comunidad Valenciana que todavía sigo sin entender como puede seguir ahí después de la barbarie cometida contra nuestros hijos.
Veo a la Alcaldesa de Valencia desvariando, porque no puede entenderse de otra manera que contra una manifestación (supuestamente de radicales “antisistema”) no se le ocurriese mejor idea que plantar una mascletá en la plaza del Ayuntamiento (para mi, plaza del 15M), donde tenía fin una manifestación autorizada por la Delegación de Gobierno; por supuesto, sin medir las consecuencias que podía tener dejar pólvora al alcance de la violencia. Menos mal que somos buenas personas ¡que no idiotas!.
Veo a Esperanza Aguirre destarifando por los cuatro costados; ¡que si pitos, que si flautas!: Si en la Copa del Rey le silba al Rey esta plebe, se hace el partido a puerta cerrada y todos a aplaudir, a corear y a tararear el himno de España (que no tiene letra porque mientras el himno no sea de un pueblo unido, cualquier cosa que se cante será una hipocresía más).
De la Cospedal y su Búnker-Mansión de ¿cuantos millones?. Mejor ni hablamos.
De los Bancos y sus directivos (que fíjate que algunos de ellos dimiten pero que ninguno se va con las manos vacías). Tampoco hablamos, ni tampoco vamos a mirar la ideología política de la mayoría de ellos, de los que han hecho que este país se vaya a la mierda.
De la Comunidad Valenciana, de la Gürtel y de las piezas separadas (Madrid, por ejemplo y el PP Nacional) tampoco diremos nada. ¡Cómo se están encargando los Jueces!
No me voy a meter con los políticos del PSOE porque de eso, primero: ya se encarga el PP; y segundo: ¿Alguien duda a estas alturas de que son prácticamente los mismos perros con distinto collar por más que, aunque me tachen de roja o de socialista, aun no han llegado a conseguir el mismo nivel de indecencia?
Bueno, resumiendo, yendo al grano e insistiendo. Estamos luchando parcialmente contra cada una de las medidas que el Gobierno absolutista popular toma, apoyado en una mayoría absoluta (que no creo que ningún verdadero Juez Justo con las pruebas existentes al respecto, pudiera negar que se ha conseguido con mentiras y falsas promesas) y en una confianza que dudo mucho que posean, cuando yo creo que lo que deberíamos hacer es unirnos en una sola lucha contra ese atentado contra nuestra soberanía y nuestra democracia.
Si queréis que os justifique más mi opinión, leerla la anterior entrada, que ya me canso de ser pesada.
Mi última reflexión es: Divide y vencerás. Les está funcionando a la perfección.
Y por supuesto, me reitero #Gobiernodimisión. Por nuestra soberanía y por nuestra democracia.
Y lo que tenga que venir, vendrá.

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