jueves, 17 de mayo de 2012

DESPERTAR NUESTRAS CONCIENCIAS


Hay un colectivo muy importante de personas en nuestro país que, nos guste o no, se denomina católico.
Supongo que también habrá un grupo importante de católicos que la Iglesia tendrá censados y que se corresponderá con todos aquellos que en un momento histórico fuimos bautizados y que por desidia o por no considerarlo importante, al no haber practicado la “apostasía” -que creo que viene a ser algo así como decirle a la Iglesia que no perteneces a su organización- seremos uno más en su recuento.
Lo cierto es que ni el número de unos ni de otros debería preocuparme en exceso si no fuera porque intuyo que muchos de ellos, por fe, dan su voto y apoyan incondicionalmente a la derecha política y eso, quieras que no, nos afecta a todos.
Supongo que deben hacerlo porque algún que otro partido político en este país, o alguna que otra ideología, con la connivencia de la Iglesia Católica, ha conseguido erigirse en el representante político de Dios en la tierra y por eso, últimamente, no dejo de preguntarme, entre otras muchas cosas, ¡dónde quedaría aquello q dijo Jesús de “al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”!.
Intento ser muy respetuosa con las creencias de todos los seres humanos, tanto sean católicos, judíos, mahometanos, budistas o como quieran denominarse o definirse los grupos humanos que defienden unos determinados modelos de pensamiento y conducta y se unen para darse fuerza y compartir sus ideales. Igualmente intento respetar sus prácticas -siempre que no sean contrarias a los derechos fundamentales de las personas-.
Sin embargo no tengo el mismo sentimiento hacia las estructuras y jerarquías que pretenden gobernar muchas de esas creencias porque veo en la mayoría de ellas un interés y un objetivo fundamental: utilizar y manipular a sus miembros en su propio beneficio.
Ni que decir tiene que nada voy a opinar respecto de todas aquellas creencias de las que conozco su existencia pero ni su esencia ni sus mandamientos; pero sí de la religión católica de la que he sido miembro o soy miembro (estoy bautizada y no he hecho apostasía) aunque en la actualidad, ni que decir tiene, no me siento parte.
Dentro de todos los grupos que existen dentro de la Iglesia Católica (que, manda huevos -con perdón- los hay a montones), mientras conseguí pensar, valorar y decidir por mi misma, fui -y quizá en el fondo de alguna manera lo siga siendo- cristiana. Y como decía mi madre que de bien nacidos es ser agradecidos, no puedo dejar de reconocer que a esa etapa de mi vida le debo el haber conocido, al menos mínimamente, a la persona que parece estar probado que existió y que se llamaba Jesús.
Desde luego en mi mente no existe el Cristo, como tampoco puede existir el Dios en el que en mis tiernos años la Iglesia Católica pretendía hacerme creer bajo el único argumento de la fe, pero sí una persona o un personaje que incluso hoy en día, considero digno de admiración.
Por eso es que me sorprende tanto que en este país (y en una parte importante de este planeta) exista tanta gente que teniendo conocimiento del valor de Jesús en la Tierra -al margen de su muerte, ascenso a los cielos y resurrección, en lo cual, sí dejo libertad a la fe de cada uno- haya sido capaz de ignorar los verdaderos valores que él defendió.
No voy a hacer un estudio pormenorizado de todos ellos, porque no creo que merezca la pena ni me siento capacitada, pero sí puedo recordar muchas de aquellas cosas que se me quedaron grabadas a fuego en el corazón y que quizás hoy en día hayan colaborado para que sea mejor persona o al menos intente serlo; eso sí, ni sorda, ni ciega, ni muda.
Frases como: “Dad de comer al hambriento y dad de beber al sediento”; “el que esté libre de pecado, que tiré la primera piedra”; “amaos los unos a los otros como yo os he amado”; bienaventurados los misericordiosos, los pacíficos, los limpios de corazón, los que sufren persecución por la justicia; “para eso he venido al mundo, para dar testimonio acerca de la verdad. Todo el que está de parte de la verdad escucha mi voz”; “para qué te fijas en la paja del ojo ajeno y no en la viga que está en el tuyo”.
Reconozco que al final he tenido que recurrir a sus citas en internet porque, más que sus testimonios concretos, conocer a esta persona dejo una huella de lo que es el amor y la justicia social en mi corazón.
Por eso, en este momento en que estoy perdiendo toda la confianza en las Instituciones porque la falta de la verdad y la manipulación de los poderosos está en la mayor parte de los aspectos que en esta vida me rodean, no quiero dejar de confiar en las buenas personas que habitan en este mundo y que confunden la fe con la política y el dinero con los valores.
Quisiera hacer una llamada a sus conciencias y animarles a que intenten liberarse de la manipulación y a que busquen dentro de su corazón cuales son los verdaderos sentimientos que merece la pena que triunfen en este mundo de egoísmo.
Y para terminar de animarles a despertar y a aportar un granito de arena en esta lucha conjunta de todo el universo por una justicia social para todos, me gustaría concluir con esta frase célebre de Jesús que no fue dicha en vano sino con un objetivo muy claro:
PORQUE SE ASEMEJAN A SEPULCROS BLANQUEADOS, QUE POR FUERA REALMENTE PARECEN HERMOSOS, PERO POR DENTRO ESTÁN LLENOS DE HUESOS DE MUERTOS Y DE TODA SUERTE DE INMUNDICIA. ASÍ USTEDES, TAMBIÉN, POR FUERA REALMENTE PARECEN JUSTOS A LOS HOMBRES, PERO POR DENTRO ESTÁN LLENOS DE HIPOCRESÍA Y DE DESAFUERO”.
No se si la cita es exacta porque la he copiado de internet pero en términos generales sí responde a lo que yo recordaba que Jesús entendía que había venido a hacer a este mundo, entre otras muchas cosas buenas e igual de hermosas e importantes.


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